El
faro de Alejandría, construido hacia los años 300 a 280 a. de J.C. por
el arquitecto griego Sostratos de Cnido en una península adelantada a la
ciudad egipcia, se consideraba una de las mayores producciones técnicas
de la antigüedad. Sobre una base cuadrada se alzaba una esbelta torre
octogonal de unos 100 m de altura. Sobre la plataforma superior ardía
por la noche un fuego alimentado con leña y resina. El coste de la
edificación debió ascender a una cifra superior a 70 millones de
pesetas, o el triple según otros datos. La leyenda dice que Sostratos
buscó durante mucho tiempo, para los cimientos, un material que
resistiese el agua del mar, y que finalmente construyó la torre sobre
gigantescos bloques de vidrio. En 1375 un terremoto destruyó los restos
de la torre.
El faro de Alejandría
fue el único -de las siete maravillas del mundo antiguo – construido con
una finalidad utilitaria. En el año 279 antes de Jesucristo, Ptolomeo
Filadelfo encargó al arquitecto Sóstrates de Cnido la construcción de
una torre en la isla de Faros, frente a Alejandría, para que sirviera de
guía a los navegantes. Para que el edificio tuviera mayor solidez y
mayor resistencia contra la fuerza corrosiva de las aguas, Sóstrates
empleó para los cimientos bloques de vidrio, sobre los cuales erigió el
resto de la construcción con bloques de mármol unidos por medio de plomo
fundido. Bloques
de mármol unidos con plomo fundido constituyeron el resto del edificio,
de forma octogonal sobre una plataforma de base cuadrada, hasta
alcanzar una altura de 134 metros.
Sobre la parte más
alta se colocó un gran espejo metálico para que su luz no se confundiera
con las estrellas. Durante el día reflejaba la luz del sol, y por la
noche proyectaba la del fuego a una distancia de hasta cincuenta
kilómetros. Sobre la parte más alta se colocó un gran espejo metálico
para que su luz no se confundiera con las estrellas.
Durante el día
reflejaba la luz del sol, y por la noche proyectaba la del fuego a una
distancia de hasta cincuenta kilómetros. Un terremoto lo derribó en el
siglo XIV, y ochocientos años después de su construcción, el califa Al
Walid pasó a la historia tanto por su codicia como por su ingenuidad, al
hacer derribar los restos del faro con la esperanza de encontrar bajo
sus cimientos un inmenso tesoro escondido.
Sólido y resistente a
las intemperies y a las devastaciones guerreras, el faro de Alejandría
fue derribado en el siglo VII por la ávida credulidad del Califa Al
Walid que ordenó su demolición en la seguridad de hallar un tesoro
escondido en los cimientos de la torre.
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